¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?

- No entiendo como los humanos no miráis nunca el Sol.
- Es fácil.Si lo hacemos,se nos queman las córneas.
- Pues os perdeis algo increible...
- Nos perdemos muchas cosas.Estamos demasiado ocupados con lo urgente,para darnos cuenta de lo importante.Y la luz,la libertad de poder respirar,los pasos que damos,nada tiene valor.Nos creemos con derecho a pronunciar las palabras equivocadas,a bailar con la rutina,y nos olvidamos de ser felices...
- Debe de ser muy triste vivir así...
- Sí,pero ahora, silencio,el loco va a hablar.

sábado, 19 de marzo de 2011

Sencillamente...


Bestias






Volvemos a encontrarnos,querido J. Apenas has cambiado desde la última vez que nos vimos, en aquel cuartucho diminuto donde enredabas las horas alrededor de tu reloj de muñeca. Llevas el pelo mas largo e igual de despeinado, y la camiseta de tu grupo favorito que tu jersey no ha conseguido ocultar del todo. Sabía que te la pondrías. Estás nervioso, e instintivamente te limpias el sudor de la cara con la mano. Me miras, expectante, sorprendido, como si fuese una desconocida,y no yo,  la que esta apoyada en la puerta, intentando analizar tus gestos entre el vaho que sale de mi boca y se mezcla con el humo del cigarro, ya casi terminado, que apago con un dedo y aplasto al pisar, mientras doy un frágil e inseguro paso hacia ti.
Luego otro, otro. Puedo olerte. Inspirar el dióxido de carbono del aire que acabas de expulsar. Se me eriza la piel al estar solo a unos centímetros de tus manos, congeladas, como las mías.
Esperas, concentrado en algun charco del suelo, y sin mirar apagas el volúmen de tu iPod y mueves la cabeza para dejar caer los cascos. Intento meterme bajo tu ropa con la mente, entrar en tu cuerpo, sentir lo que sientes e incluso, adivinar tus pensamientos y pensarlos como si fueran los míos.
Pronuncio tu nombre en un intento absurdo de disimular el silencio, pues ninguno tenemos nada que decir. Ha pasado mucho tiempo. Tienes más años, más experiencia,y estas decidido a no cometer los mismos errores. Y aun así percibo tu deseo de tocarme, es algo inherente a ambos, como si tu piel estuviera hecha para estar en contacto con la mía, y nuestras bocas en simbiosis dieran sentido al universo. Levantas la mirada, y la apoyas en mi, la noto en mis hombros, recorriendo mi espalda, desgarrando mis tripas y finalmente, matas cada célula que me forma con tus ojos. Me odias. Fui una ilusa al pensar que podías haberme perdonado por haberte dejado sin más, sin dar explicaciones. Pensé que sería más fácil, y me equivoqué, aunque ya era demasiado tarde para enmendar mi error, y solo podía elegir el camino que ya estaba recorriendo.
De repente, sonries, y el dolor y la tensión desaparecen. Vuelvo a sentir lo mismo. Me embrujas lentamente, y primero pienso que eres adorable, tierno como un cachorro, y despiertas mi instinto maternal. Luego me invitas a un café en tu casa, y acepto, como no. Me preguntas por mi vida en estos dos años que hemos estado separados. No he tenido nada con nadie. Se que te refieres a eso. Relaciones esporádicas con gente esporádica. Repeticiones y fallos comunes. Se me cae una gota de café en la camisa, y me sonrojo. Te sudan las manos, y las limpias con los vaqueros, mientras hablas mirándome fijamente, para que no me de cuenta. Finalmente, apoyo los codos en la mesa, y dejo caer mi cabeza en mis manos. Me paso los dedos por el pelo, más largo que entonces, y el recorrido se hace interminable. ¿ Qué estamos haciendo, J? No respondes, y sigues ensimismado, en algun mundo que no me pertenece. Y ya no hay nada mas que decir, y solo puedo abrazarte, aunque primero me cuesta separar tus brazos rigidos de tu cuerpo. Y luego me envuelves con ellos, y me siento incómoda, tu prisionera, y no me sueltas. No hay tiempo para jugar ni apartarse, aunque tenemos toda la tarde por delante. Ya no hay nada, no podemos aferrarnos a nada, ni pensar en nada. Vacío total. Y me dan arcadas al pensar que tu saliva de nuevo forma parte de la mía. Pero mi cuerpo parece estar en desacuerdo, pues responde más a tus manos que a mis pensamientos, que pronto se agotan, y jadeamos, y me siento de nuevo como un animal salvaje, sin ningun tipo de proteccion propia de los seres humanos, sin palabras ni caricias. Duele, más que nunca, aunque ya no distingo el dolor físico del emocional. Me muerdes, y todo el placer que describen los libros y las películas se desvanece. ¿Qué pasa cuando no te han instruido para dar los pasos adecuados? No haces el amor, matas. Te olvidas de que tienes que dar placer, y te envuelves con mi pelo, protegiendote contra mis dientes ansiosos de carne. Ya no somos dos, nos hemos convertido en una masa de fluidos y tejidos derritiendose poco a poco. Lentamente. Empiezo a olvidar esos dos años. Y somos otra vez esos adolescentes que no saben jugar, que siguen reglas inútiles y tienen miedo de entregarse por completo. Porque perder el autocontrol significa someterse a alguien, y el orgullo es demasiado intenso, incluso cuando no se trata de aparentar en el día a día, sino de aparentar en el noche a noche.
Balbuceo palabras. Siento. Pronuncias mi nombre una y otra vez, por decir algo, por llenar tu boca y no tener que besarme, pues no quieres, solo hacerme daño. Pero el dolor ha dejado de importarme. Y cada vez menos, hasta que noto que no puedo abrir los ojos. Mis párpados se han pegado, y hago un esfuerzo para separarlos, arrancandome las pestañas una a una.Lentamente. Mis manos estan llenas de sangre, y un escalofrío me paraliza al verte arrodillado ante mi, con las mejillas rojas, como si volviesemos a la etapa mas primitiva del hombre, a la prehistoria. Tu garganta emite un grito desesperado, aullas en busca de venganza. Y esa mirada extraña que me parecio un simple juego de luces, se va haciendo más y más visible, y fría, hasta que tus ojos grises se empañan con mi aliento, y te olvidas de pestañear y me sigues mirando. Ahora ya no juegas. Ansio acabar con todo, correr, taparme, pues estoy desnuda y desprotegida. Pero no me muevo, quiero llegar al limite, descubrir hasta donde eres capaz de llegar. Y me arrepiento cuando ya es demasiado tarde, y llevas mi intestino de bufanda. ¿Dolor? Veo mis brazos caer, cansados de empujarte e intentar detenerte en vano. ¿Estoy de pie? ¿ Tumbada en el suelo? ¿ Soy un cadáver ya? Sé que estoy sonriendo. Y odias mi sonrisa. Te chorrea el veneno por las comisuras de los labios, y ya no eres humano. Un vampiro, una serpiente, una bestia atroz que solo quiere devorarme. Y luego quemar mis restos en una pira fantasmal.
Probablemente, intentaras comunicarte con mi espiritu y pedirme perdon, como hice yo, y colgarás y miraras el teléfono, sin saber muy bien por qué estas haciendo todo esto. Y luego, más y más vacío. Como si no hubiese pasado nada. Incluso puede que te sientas culpable, pero lo dudo, en cuanto mis labios se tiñan de azul, habrás perdido lo poco humano que aun te queda. Te quitarás el jersey, y me envolverás con el, y te limpiaras mis restos de la cara. Te beberás lo que queda de mi café, para limpiarte la boca y disimular el sabor a sangre y a mí. Y luego, pensarás que has acabado conmigo, y  que nunca más volvere. Aunque en el fondo, sabes que yo siempre me anticipo a tus pensamientos.

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