Vías hacia ninguna parte.

La estación de Valencia es mi sitio favorito.La gente va de un lado a otro,sin tiempo para metáforas ni sueños,tan cercanos a la vida del día a día,tan lejos de mi mente en este instante.
Nadie parece darse cuenta de que estoy perdiendo la cabeza.
Náufragos de una ciudad llena de vacío,pendientes siempre de las esperanzas infundadas que esta les ofrece,cantan en silencio,algunos se besan por última vez,y otros bailan al ritmo del regreso.
No ven mas allá de los pocos metros que ocupan en el espacio,ni saben interpretar mi mirada ausente y un poco mojada.
Van cargados con bultos inútiles que no sirven para más que para dificultar su camino,ya bastante complicado.
Deberían apagarse las luces.
Entonces,el miedo se apoderaría de ellos,y correrían para buscar refugio todos en brazos de todos,haciendo y dejándose hacer por el amor.Y quizá sea cuando te vea sentado en nuestro rincón de siempre.Besarás el cigarro como si fuerais dos adolescentes que juntan por primera vez sus bocas,y olerás mi colonia dos segundos antes de que tape tus ojos con las manos,y te pregunte quién soy.
Te reirás y te inventarás varios nombres antes de pronunciar en voz alta el mío.Y tiraremos pájaros de papel en silencio,mientras el tiempo deja de existir.Es la poca felicidad que necesito.
Si tú no fueras tan tú,ni yo tan primitiva,si no tuvieramos frío ni tantos intereses compratidos,si cada sueño no se convirtiera en una competición,ni la distancia pusiera límites a nuestras alas,me hubiese gustado intentarlo...