A veces ni yo misma me entiendo. Es como si todo el mundo tramase algo en mi contra.
Intento llenar mi vida de momentos de placer fugaces y devastadores. Me siento bien,aunque nadie me haya enseñado lo que significa sentirse así. Vuelvo a enfundarme en mi disfraz de rebelde sin causa.Recubro mi cuerpo centímetro a centímetro con cuero negro,y recorro las calles vacías bajo la lluvia,sintiéndome como una pobre princesa polilla incomprendida,mirando fijamente las estúpidas caras de la gente,intentando adivinar cual de ellos me violará en un callejón oscuro,y cual me dará su vida para que la destroce sin piedad. También escucho rock duro,convencida de que me gusta oír como las notas estallan en mi cabeza en un orgasmo musical.
Fumo escondida entre los restos de la muralla de mi ciudad,muerta de miedo ante las consecuencias,pero en el fondo,me da igual.
Mezclo alcohol con cafeína,y soy más sincera que nunca. Luego,inconsciente,me pierdo y me siento eufórica,patéticamente sincronizada con la escoria del planeta.Hasta que se me pasa,y llegan los remordimientos.
Me pregunto, ¿qué estoy haciendo con mi vida? Salgo a correr intentando eliminar hasta la última gota de whiskey de mi sangre. Abrazo a mis padres, y les pido perdón por ser tan estúpida, e intento recuperar a mis amigos de siempre. Y a veces,cuando llueve,tarareo a Sabina a escondidas, acurrucada bajo una manta y mirando como las gotas se follan a la ventana de mi cuarto.Y me dejo cuidar por los desconocidos que no pueden evitar preguntarme qué me pasa cuando me ven llorando y pidiendo ayuda con los ojos.
Pero no me basta.
A lo mejor,sería suficiente con oír tu voz de vez en cuando,pero no te importa.
Y yo,vuelvo a sumergirme en este circulo inacabable de vicios,para que a mí tampoco me importe.De todas formas,hoy las palabras me quedan demasiado grandes...
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